jueves, 24 de marzo de 2011

Las cinco preguntas: Juan Raffo

Ingeniero de telecomunicaciones de profesión, aficionado a la ciencia ficción y a la fantasía ha colaborado con diversos e-zines y publicaciones en la red como ilustrador de sus cuentos: Necronomicón, Ubikverso, NGC3660, Forjadores, Alfa Eridani, Sedice y Rescepto. Ganó el Primer Premio de Editoriales Electrónicas en la categoría de ilustración. Es el ilustrador de las portadas de los números 02 y 11 de Los Caídos, y no serán las únicas que salgan con su firma.

Si no fueras dibujante, ¿qué clase de artista te gustaría ser?

Primero hay que aclarar que en realidad no me considero un “artista” del dibujo, quizá con ciertas habilidades pero que se quedan muy cortas con respecto a los verdaderos artistas. Intento mejorar pero los años no pasan en vano y a medida que uno envejece se da cuenta que se avanza más lento. Definitivamente, perro viejo no aprende trucos nuevos.

Ahora, si no pudiese tener estas habilidades dibujando me gustaría por lo menos tenerlas para la fotografía. Me apasiona en verdad, en especial la fotografía de calle, hay algo casi mágico en la captura de instantes efímeros y en hacerlos permanentes, la cotidianeidad que pasa desapercibida y el humor de esos momentos.

¿Qué hay de tu grupo favorito, escritor y dibujante?

Nunca he sido una persona muy musical, en general me limito a escuchar música en el auto y mis aficiones fluctúan a lo largo del año. Me encanta el blues (Bo Didley, John Mayall, BB King). Vuelvo frecuentemente a los Rolling Stones (no dejo de admirar su tesón y constancia en esos señores que tienen la edad de mi madre) y a U2 (un grupo que en mi opinión ha sabido re-inventarse continuamente sin perder su esencia) pero últimamente me engancho a esos grupos indies con bellas voces femeninas como Morcheeba, Paris Combo y Pink Martini (supongo que será cuestión de la necesidad de relajarse en el tráfico) y esas mezclas y fusiones electrónicas como Bajofondo, Maseratti 2lts y el groove africano y árabe.

En relación a la lectura soy fundamentalmente un lector de ciencia ficción y fantasía con algunas visitas a la novela policial. Hace algunos años hubiera escogido sin pensarlo a Isaac Asimov, ahora no estoy tan seguro y si hoy en día entro a una librería y tengo la suerte de encontrar algún libro de Neal Stephenson, William Gibson, Iain Banks o China Mieville muy posiblemente salga con alguno si me lo permite el presupuesto.

¿Un dibujante? ¿Sirven cinco? Frank Frazetta, Stephen Martiniere, Brom, Daarken y Greg Manchess, posiblemente en ese orden. Son artistas (estos si lo son) que tienen una envidiable capacidad de crear mundos fantásticos pero que parecen posibles y que simulan complejidad con pocos trazos.

Tu pasión oculta es...

¿Oculta? Las muy ocultas así se quedan, por algo están así.

No sé, me gusta el vino, quisiera ser un sibarita muy snob de esos que reconocen cepas, aromas y sabores pero no tengo vida, algún día me tendré que operar las adenoides.

Los autos viejos, me encantan, siempre he querido tener algún clásico y mantenerlo en perfecto estado.

¿Cuál es el lugar más increíble en el que has estado nunca?

China.

No puedo decir que sea un sitio del que haya regresado encantado y con ganas de volver todos los años pero no se puede negar que es increíble; todo es grande, enorme, a escala sobrehumana, desde lo más moderno a lo más antiguo; avenidas, edificios, templos. Está lleno de gente, mucha gente, demasiada gente y los contrastes entre riqueza y pobreza son grandes y chocantes incluso para un latinoamericano como yo acostumbrado a vivir entre esas diferencias. 3G, luces de neón y triciclos a pedal hacen que te sientas un extra en Blade Runner.

La emoción principal que quieres generar con tu estilo gráfico.

¿Emoción? La verdad es que ninguna. El estilo que uso es en el que me siento más cómodo y el blanco y negro (mucho de mi trabajo) es más rápido y produce resultados más claros y legibles.

La idea con mis ilustraciones de cuentos es intentar representar alguna escena que refleje el espíritu total de la historia pero sin que sea un spoiler, nunca se me había ocurrido algo así como generar una emoción en el espectador excepto quizás un “¡Vaya, que bonito, nunca me lo hubiera imaginado así!”

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