jueves, 23 de junio de 2011

Las cinco preguntas: Rubén Dávila

Joven promesa de la ilustración y el baile folclórico de su país, ha participado en olvidables fanzines, en un entrañable y a la vez lamentable comic-pasquin-pretencioso llamado Larva y recientemente colaboró para la revista Comikaze. Como en su país no lo pelan intenta abrirse caminos convenciendo a incautos de otros países de que sabe hacer lo que dice.

Rubén es el autor de la portada del número 31 (Resplandor, Parte 01) y pronto podréis disfrutar también de su arte en el número 38.

Si no fueras dibujante, ¿qué clase de artista te gustaría ser?

De hecho me gustaría regresar a la actuación, de niño hice comerciales y mi mas grande éxito lo consegui a la edad de 9 años cuando protagonice “el charrito de oro” adaptacion de una historieta ¡en serio! pueden ver algo en Youtube, iba en tremendo ascenso pero luego prefirieron a un tal Gael Garcia en una telenovela...

¿Qué hay de tu grupo favorito, escritor y dibujante?

Rock... “indie” sobre todo no creo tener un grupo favorito. Escritores sin duda Grant Morrison, Greg Rucka y Alan Moore ¡todos comiqueros! ¿Hay de otros? Dibujantes pues muchos: Dough Mankhe, Frank Quitely, J.H. Williams, Lee Bermejo, John Byrne, Kevin Maguire, Brian Bolland y muchos otros que se me escapan.

Tu pasión oculta es...

Con pasión oculta te refieres a los placeres culpables ¿no? bueno ahora mismo un videoclip de esa cosa horrible llamada “regeton” de un tipo que se llama “pitbull” que claro canta del asco pero pone unas muchachas que bueno no no no...

¿Cuál es el lugar más increíble en el que has estado nunca?

Nunca he estado en ese lugar mas increíble, espera ¡ah claro! cuando fui a grabar a Marruecos esa película de el charrito de oro, no, ya me acordé... en realidad mas bien hacía mucho calor y me enfermé del estomago por comer sabrá Dios qué.

La emoción principal que quieres generar con tu estilo gráfico.

Miseria y desesperación. Mmm... pues nada con que digan “mmm” ya voy de gane, aunque aún no tengo un estilo propio y tal vez nunca lo tenga.

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