Este artículo es una
republicación de uno que ya escribí hace tiempo hablando del personaje de Dos
Caras, pero me pareció muy buena idea rescatarlo para la sección de los viernes,
como ya hice con el del Antimonitor, con gran aceptación por cierto por parte
vuestra. Además, así hablamos de un personaje de DC Comics, que Marvel suele
acaparar esta sección a menudo.
Cuando me propusieron escribir
acerca de un personaje de DC Comics se me pasaron muchas elecciones por la
cabeza: Superman, Sandman, Shazam… pero no tardé en darme cuenta de que la
elección perfecta para mí era un supervillano, tenía que ser un supervillano.
Toda la vida he adorado esa clase de personajes, me parecen mucho más ricos en
matices y complejidades que los héroes. En concreto, Dos-Caras ha sido sin duda
uno de mis favoritos. Su aspecto me fascinó desde que era pequeño, me atraía a
la vez me repelía.
Si uno no conoce bien el
personaje de Dos-Caras puede pensar que no es más que una simple copia de
Jekyll y Hide. En cierto modo así es, pero con una cantidad de detalles
característicos que lo hacen único. Para mí Dos-Caras no es Jekyll, ni es Hide.
Es ambos a la vez. ¿Quién posee el control entonces? Por un lado está Harvey
Dent, el que fue fiscal de Gotham City, obsesionado con la justicia y, por qué
no, con el poder. Por otro lado está Harvey Dos-Caras, un monstruo que sólo
piensa en devolver el dolor causado, un instrumento de la cólera de Dent pero
con personalidad y planes propios. Pero ninguno de los dos logra sobreponerse
al otro. Dos-Caras está eternamente dividido en dos personalidades
contrapuestas (de ahí su nombre) y muchas veces, ante un empate moral, lanza
una moneda al aire para decidirse. Una moneda con cara en los dos lados, pero
desfigurada en uno de ellos.
Ésa es una de las cosas más
atrayentes del personaje: que son dos. Cuando Batman lucha contra Dos-Caras,
tiene un aliado: Harvey Dent. Sin embargo hay veces en que ambas mitades se
ponen de acuerdo, tanto para entregarse y rendirse como para asesinar a una
persona (no necesariamente inocente) sin ninguna piedad.
Dos-Caras es, en mi opinión, un
personaje muy difícil de manejar. Eso es porque no tiene sentido perpetuar sus
apariciones en los comics. Si Dos-Caras aparece en una historia, él es la trama
y el argumento. Su sola personalidad es lo suficientemente atrayente como para
llenar páginas explotándola. Y es que para mí Dos-Caras es mucho más que un
simple villano. Es un monstruo, sí, y no dudará en amenazar vidas sólo por el
puro placer de hacerlo, pero la primera víctima inocente de sus actos es el
propio Harvey Dent. Cada vez que aparece su rostro en una viñeta recordamos que
no sólo está el lado maligno en su interior, que en alguna parte, latente y
esperando ayuda, hay un hombre esperando a estar completo de nuevo, un vestigio
del pasado que puede que nunca aparezca pero permanece presente, como una
cicatriz de la que el villano no puede desprenderse. Es frecuente, en muchos
comics, recurrir al doble monólogo con este personaje, algo que resulta
bastante curioso de leer si está bien hecho y no se abusa de ello.
La relación de Dos-Caras con el
propio Batman, por otro lado, me encanta porque para Batman Dos-Caras es más
que una amenaza a su ciudad. Dos-Caras fue su amigo, tal vez el único que de
verdad podía llegar a comprenderle, porque mientras fue fiscal llegó a
obsesionarse con la persecución de los criminales, al igual que el murciélago,
pero a diferencia de él eso acabó destruyéndole por dentro. Después vino el
ácido que le arrojaron al rostro, pero Dos-Caras ya empezaba a existir dentro
de Harvey Dent. Desde que su padre, un maltratador infantil, le propinaba palizas
jugando a cara o cruz, el otro ya estaba en proceso de emerger.
Pero a pesar de todo ello, Batman
no puede olvidar que ese ser con medio rostro deformado y retorcido fue una vez
un hombre bueno y decente, tal vez, después de Jim Gordon, el hombre más
decente que había conocido jamás. Batman no trata de detener a Harvey, trata de
salvarle. Tiene fe en él, cree que algún día podrá recuperarse de las heridas,
no físicas (curadas en multitud de ocasiones) sino psicológicas, mucho más
difíciles de reparar. Batman conoció a Harvey Dent antes que a Dos-Caras, sabe
cómo era, y eso es algo que no puede olvidar. No es como cuando Spiderman pelea
contra el Lagarto. Spiderman conoció a Curt Connors precisamente por ser el
Lagarto, y Curt Connors se convirtió en un monstruo reptiliano, pero no llevaba
ese monstruo dentro de él antes de la transformación. El proceso de curación
del Lagarto es puramente químico; el proceso de curación de Dos-Caras es
indudablemente mental.
En términos de diseño, Dos-Caras
siempre me ha encantado por su aparente simplicidad, pero que esconde un
estudio muy concienzudo. Sus trajes de doble color (incluso con la corbata
dividida en dos mitades) no hacen sino remarcar la dualidad de su alma, además
de dar grandes posibilidades gráficas al presentarle de perfil en las viñetas. La
moneda es un detalle magistral que lo define perfectamente. Ese fetiche deja
clara la confusión que impera en su interior, tan grande que tiene que recurrir
al azar a menudo para tomar decisiones importantes. El trasfondo mafioso
siempre le ha sentado como un guante, pues no hay mejor lugar para sumirlo en
la oscuridad que el mismo crimen que estaba tan empeñado en erradicar cuando
aún era fiscal. Pensar en su nombre es casi como pensar en los capos del
Chicago de los años treinta, como si realmente en aquella época, peleando
contra Lucky Luciano, hubiera habido un líder criminal llamado Harvey Two-Face.
Su ausencia total de poderes lo convierte también en un caso curioso en la
actualidad del mundo de los superhéroes, pues por mucho que haya otros
personajes que parezcan no tenerlos tampoco (Lex Luthor, Joker) en realidad no
es así (su gran inteligencia y sus servoarmaduras, sus decenas de dispositivos asesinos).
Fuera del mundo del comic el
personaje no hay sido muy bien entendido. Odio la versión que hacen de él en la
detestable Batman Forever, por mucho que lo interprete el oscarizado Tommy Lee
Jones. Hay una escena de la película en la que empieza a tirar la moneda al
aire y no para hasta que no salga lo que él quiere, cosa que no pasa en el
comic (al menos en los buenos, que tantos años habrán dado de todo). En las
películas de Tim Burton sólo aparece como Harvey Dent, y además de que apenas
tiene escenas en pantalla, físicamente no se parece en nada, pues para empezar
es negro. En Batman Begins él iba a haber sido un personaje de la película, pero
el de Katie Holmes le robó escenas y frases, como aquella en la que habla con
Bruce Wayne en el coche acerca de lo que es la justicia. Pero ya se sabe como
es Hollywood, y seguramente algún productor pensó que había que meter una
innecesaria subtrama romántica con calzador por algún lado no sea que les de
por pensar a los fans que Batman es homosexual o algo así. En la serie animada
sí que tenía más protagonismo y además era de mis personajes favoritos, pero la
verdad es que esa serie es buena en términos generales, pues recuperaron y
remodelaron personajes memorables como Clock King o Mr. Freeze.
Como curiosidad, decir que en la
miniserie La Maldición que Cayó Sobre Gotham, con trasfondo Lovecraftiano,
Harvey Dent es un político que desea convertirse en alcalde de la ciudad y usa
la moneda como reclamo electoral, siendo la cara marcada la antigua Gotham y la
cara limpia la que él quiere instaurar. Pero al desdichado hombre le lanzan una
horrorosa maldición y la mitad de su cuerpo se convierte en el portal para la
entrada a este mundo de un primigenio que amenaza con instaurar el caos en
nuestra dimensión.
Para acabar, sólo decir que tanto
me gusta Dos-Caras que le di a un personaje de una novela negra que escribí
hace años un rasgo claramente suyo. Y es que nada resulta tan atrayente para un
mafioso como dejar la vida y la muerte de los que le rodean al azar de una
simple moneda.
NOTA ACTUAL: Siguiendo con la tónica de anteriores villanos, sólo comentar que en la lista de IGN de mejores villanos del comic, Dos Caras está en el honroso puesto número 12. ¡No está mal para estar loco, ser sólo un 50% de malo, y no tener poderes!
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