Como suele ser inevitable cuando llevas muchos años con una misma afición, llega un momento en el que cuando has agotado todos los sabores clásicos de helado no te queda más que probar al fin el helado sabor fabada. Ese momento llegó para mí hace poco en el mundo de los videojuegos retro cuando los juegos clásicos ya no suponían una novedad para mí, bien porque los había jugado varias veces ya, bien porque los que no había jugado no tenía interés en hacerlo.
De ese modo llegué a lo que se conoce como los hacks de los videojuegos, un universo extraño y peculiar lleno de grandes dosis de talento, fanfiction y, por qué no decirlo, bastante ego. Pero antes de eso, estaría bien explicar un poco para los profanos en qué consiste esto del hackeo.
Un hack de un juego se trata ni más ni menos que de una modificación de un videojuego original, en toda la extensión del verbo. Esos cambios pueden ser desde cosméticos hasta sólo de colores o texto, pero pueden llegar a volverse tan radicales que se puede hablar de crear un juego por completo a partir del motor de otro. Para conseguir algo así los juegos emulados se volvieron fundamentales, pues en el momento en que un juego físico, por ejemplo un cartucho de Super Nintendo, conseguía digitalizarse, su código podía leerse y era carne de toda clase de alteraciones.
Estos juegos hackeados o hacks se aplican mediante parches, una herramienta que ha existido desde tiempos remotos en la informática y se limita a alterar el código de un programa con el propósito generalizado de arreglar fallos o errores en el mismo, conocidos con el anglicismo de 'bugs' (bichos). En el caso de muchos juegos, esos parches ayudaban mucho a mejorarlos, por ejemplo, por tratarse de juegos que se movían con lentitud, no podían procesar demasiados enemigos a la vez en pantalla, o poseían errores conocidos por todos aquellos que los jugaban.
Con el paso del tiempo, se descubrió que algunos juegos incluso escondían en su interior material descartado durante su programación, como niveles desechados o sprites de enemigos que nunca aparecieron. Eso motivó a algunos fans a intentar restaurar los videojuegos antiguos, como si de obras de arte se trataran.
Subiré algunos posts donde hablaré un poco más en detalle de los tres modos principales que he clasificado a la hora de crear el hack de un juego: arreglar el juego original, modificarlo o crear un juego nuevo en su práctica mayoría.
Página de Magnus Dagon, con enlaces a sus libros, sus relatos y otras secciones: "Credit 1" (dedicada a los videojuegos), "Grandes Villanos de Marvel Universe" y "Animecríticas".
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