Vuelven los grandes villanos de Marvel Universe, y lo hacen con uno de los más fascinantes y filosoficos de la compañía: el colosal y gargantuesco Galactus, el Devorador de Mundos.
Definir a Galactus como un mero villano ya es, de por sí, una cuestión abierta a debate. Al contrario que la inmensa mayoría de los villanos de esta sección que ya hemos analizado, Galactus tiene una motivación clarísima para actuar como lo hace: sobrevivir. Galactus destruye mundos para alimentarse, y aquí está el importante matiz, pueden estar habitados o no. La primera observación fundamental es que debe hacerlo. Dejarse morir le convertiría en un héroe en cierto modo, pero sería incluso algo contrario a la propia naturaleza de las cosas. Como todo ser vivo, Galactus está en la cadena alimenticia y hace lo que sea posible por su propia subsistencia.
Se podría pensar que por el mero hecho de elegir mundos habitados en vez de no habitados Galactus es ya en sí un villano. Pero en realidad es más una cuestión de necesidad que de elección. Galactus se ve siempre azotado por un hambre atroz, un hambre que no espera, y aquello que está a mano, si sirve para satisfacerla, debe ser sacrificado. Se podría pensar en él como si fuera un náufrago en una isla desierta. Mientras pueda, el náufrago no se complicará la vida para alimentarse, por ejemplo por medio de fruta, pero si la fruta escasea no dudará en recurrir a otras técnicas como la caza o la pesca, y nadie podrá llamarle monstruo o villano por ese motivo.
Galactus es, además, un ser cósmico, una entidad de nivel superior. Y ésto también es muy importante para caracterizar al personaje, pues los humanos y otros seres de otros mundos no son más que hormigas para él. De ese modo, él no considera que esté cometiendo genocidio alguno cuando debe apagar la esencia vital de un planeta. Son raras las ocasiones en que se digna siquiera a contestar a alguno de los muchos héroes o villanos que se cruzan en su camino, y pocos han tenido el privilegio de conversar con él, entre ellos Reed Richards, líder de los Cuatro Fantásticos, y Doctor Muerte, por motivos radicalmente opuestos que veremos más adelante.
Los ya mencionados Cuatro Fantásticos son los héroes de la Tierra que más veces han colisionado contra él y quienes mejor entienden sus motivaciones; para los demás, Galactus es simplemente una amenaza global que hay que detener a toda costa. Pero Galactus no suele entrar a la trifulca de manera directa con seres inferiores, sino que emplea lo que llama un Heraldo. Los Heraldos de Galactus son seres a los que dota de poderes cósmicos y tienen la misión de buscar para él mundos que poder consumir y, por tanto, destruir. Los Heraldos de Galactus son auténticos profetas del Apocalipsis, y su mera aparición en el cielo de un planeta augura el fin con casi absoluta certeza.
El más famoso de los Heraldos es sin duda Silver Surfer (llamado en la traducción Estela Plateada), antaño un ser llamado Norrin Radd que se ofreció como siervo de Galactus a cambio de que éste perdonara su mundo de origen. Los Cuatro Fantásticos le liberaron del poder de su maestro y pudo navegar libre con su tabla por el Cosmos, pero vinieron otros no tan benevolentes, como Terrax, un verdadero tirano y monstruo en el sentido total de la palabra, capaz de manejar y dominar las piedras y la tierra, y Nova, antigua novia de la Antorcha Humana que perdió todo rastro de compasión y humanidad al transformarse en Heraldo.
Historias que tengan a Galactus de centro hay muchas, pero una de las mejores es la que guionizó y dibujó John Byrne durante su mítica etapa de los Cuatro Fantásticos. En ella, el devorador de mundos se dispone a atacar una vez más la Tierra, pero fracasa y está a punto de morir, incluso encogiendo en el proceso, momento en el cual Reed Richards se apiada de él y le salva la vida. Este acto de misericordia trae consecuencias terribles, porque muchos números después Richards es capturado por una coalición de mundos que se dispone a juzgarle por crímenes contra el Universo, al haber salvado la vida de Galactus. En este juicio, aparte de sus compañeros y el Vigilante, ser de las estrellas que todo lo ve y documenta, desfilan toda una serie de testigos de la acción directa o indirecta del Devorador de Mundos, hasta que se llega a la conclusión de que Richards ha hecho bien en salvarle, ya que Galactus es una fuerza básica del Universo, un ser que cumple un cometido involuntario en el entramado de la naturaleza, y es el de poner a prueba a las civilizaciones presentes, pasadas y futuras. Básicamente, Galactus es un agente de la evolución: los mundos que estén listos le rechazarán, y mejorarán, y prosperarán.
Este cómic muestra otros aspectos muy interesantes del mal llamado villano. Uno de ellos es que antaño fue mortal y, de hecho, es el único superviviente del Universo anterior al nuestro. El otro, más llamativo si cabe, es que Galactus no tiene una forma definida, sino que cada especie le percibe de manera diferente, lo cual Byrne ejemplifica de manera magistral con una página que se puede ver más arriba donde sale representado en múltiples viñetas con muy originales formas, desde humanoides a monstruosas o incluso gaseosas o plasmáticas.
Galactus tuvo un papel destacado en las Secret Wars, donde se negó a participar en la lucha de héroes contra villanos y, demostrando que es algo diferente, se atrevió a desafiar al Todopoderoso al considerarle un igual. Sin embargo, acabó por convertirse en una fuente viviente de poder cuando Doctor Muerte le desafió y derrotó como un mero medio para enfrentarse al mismísimo Todopoderoso, como se cuenta en la propia entrada que el Doctor Muerte tiene en esta sección.
Uno de los cómics más poéticos y líricos es Parábola, con guión del propio Stan Lee, su creador, y dibujo del mítico Moebius. El antagonista de Galactus aquí es Estela Plateada, y una vez más regresa a la Tierra, pero usando artimañas de un nivel superior. Dado que prometió no invadir la Tierra, llega a ella y se proclama como un Dios, y como tal decreta que todos pueden hacer lo que deseen, que el mal no existe, y tampoco el pecado. De este modo, sin levantar un dedo, desata el caos en el mundo. Estela Plateada, con todo en su contra, incluso la propia humanidad, decide luchar contra él, porque, como él mismo dice, "si rehuyéramos la batalla porque hay pocas esperanzas de ganar, ¿qué sería entonces el valor? Debe ser el objetivo lo que nos impulse, no las probabilidades".
Galactus apareció ya una vez en el cine, reflejado con muy poco acierto como un ser abstracto e insondable. Puede que en el futuro haya más suerte y se le ofrezca un papel más acorde con su condición de ser más allá del bien y del mal, pero hasta entonces nos quedaremos con su imagen de los cómics, que por otro lado, han dado muchas y muy buenas historias narrando el hambre eterno e infinito del Devorador de Mundos.
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